domingo, 6 de abril de 2014

La primera semana

Cuando comienzas un proyecto resulta difícil ver si las cosas irán bien. El miedo te invade, la inseguridad te hace cometer errores y en lo único que piensa es que de esta semana no pasas. Ese temor te hace querer renunciar, dar una media vuelta y desertar de aquello que anhelabas.

Cuando me enteré que había conseguido trabajo me emocioné. Estuve feliz de poder dejar de ser una carga para ser una carga con dinero. La tarea parecía sencilla, solo tenia que transcribir algunas noticias que eran transmitidos por los medios y enviarlas a clientes específicos. En pocas palabras me iban a pagar por ver televisión, resumir la noticias y enviarla a quien corresponda. Suena fácil, ¿no? Pues no porque tienes que escribir como endemoniado y terminar al mismo tiempo que acaba la noticia, además de presentar un resumen general cuando el programa temrina. Mi cabeza anda a mil.

En mi primera semana cometí algunos errores al escribir mal algunos nombres, o enviar mal la información a clientes que no corresponda. Además de otros errores menores como ser muy conciso en mis resúmenes. Esos quizás sean los errores que vieron mis jefes, por mi parte veía que me costaba adaptar mi velocidad para sintetizar y escribir la noticia a la de los demás. Los ojos me ardían y me sentía sobretodo cansado física e intelectualmente. Mierda jamás pensé que tendría que recordar tantos nombres cuando a las justas me aprendí los de mis primos.

En una primera semana no se puede definir todo, lo sé. Aunque el horario si me está consumiendo. Levantarse antes de las 5 a.m. para entrar antes de las 6 a.m. y quedarse 8 horas consecutivas de dicha labor sin probar bocado alguno de comida me consume poco a poco. Me conozco y sé que no aguantaré mucho. Me agrada trabajar en una oficina pero preferiría que el horario sea más oficinista, con un descanso intermedio y tener una labor con beneficios de ley. Me quejo demasiado, lo sé. El día que no me queje dejaré de ser yo.

La vida sería más fácil si fuera un Kardashian. Fiestas, diversión, sin preocupaciones más que las de gastar mi dinero sin miedo a nada. Viviría de mi reality y mis escándalos junto a mi perro y masticando chicle como caballo. Esas mierdas si que se la llevan fácil. Pero no hay que irnos muy lejos para ver eso, aquí no más a la vuelta de la esquina tenemos a nuestros políticos que serían la versión peruana de las Kardashian. Lo envidio. Maldita pobreza, maldito trabajo y maldita alarma de celular que me provoca lanzarlo por la ventana cada vez que me levanta temprano.

Después de la primera semana me sentí super cansado pero a la vez aliviado de que esa horrorosa semana acabara. Me sentía derrotado y darse cuenta de que el fin de semana se me iba entre los dedos como agua me aterraba y fastidiaba. Sería bueno que pagaran por dormir. Sería feliz. Aunque lo más probable es que también encontraría un problema con ello y buscaría una excusa para renunciar por sentirme cansado, derrotado. Pero ocurre algo con la derrota. Si te dejas y te rindes de verdad, olvidas porque estabas luchando antes.




Acerca de Giancarlo
Soy un poliedro lleno de aristas, rincones, luces y sombras...
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