Dicen que muchos de los problemas psíquicos
que tenemos provienen de las frustraciones, de ese anhelo insaciado que poco a
poco va menoscabando nuestro interior hasta dejarle úlceras psíquicas que van
de la mano con rabia, ansiedad, angustia, depresión, ira y toda clase de sentimientos
autodestructivos.
Tengo ganas de mandar todo a la
mierda. De agarrar un palo y romper mi cama, mi televisor, mi computadora, mi
escritorio, mi estante, mi mesa de noche y de yapa mi lámpara. Deseo prender
fuego a mi ropa, mis libros y mi medicina. Coger todo lo que sobra y tirarlas
por la ventana. Pero sé que eso no es suficiente. Nada de lo que haga aplacará
esta frustración que siento.
Desde que era un infante he sentido
que mi entorno me limita, me reprime, bloquea mis impulsos y frustra mis
deseos. Dicen que en esa etapa es el momento perfecto en el que los traumas
eligen cultivar sus oscuras semillas para que vayan germinando a lo largo de
nuestra vida. Si bien de niño te pueden cojudear con cualquier cosa (porque tu personalidad
aun no está configurada y no tienes un estado consciente de la realidad de la
vida), cuando eres mayor, las marcas de este mal resultan más calamitosas.
Hoy uno de esos días en los que la
frustración me generó un nuevo cuadro de depresión autodestructivo. Nuevamente
el dinero, ese maldito mal necesario, hizo que se me cerraran algunas puertas.
Ugh. Mi salud vuelve a estar comprometida y no puedo hacer nada ya que no
cuento con los recursos que se requieren. Odio no poder tener el sustento
monetario necesario para poder vivir tranquilo. Por más que parezca algo
superficial, la cruda verdad es que sin dinero no eres nada. Hace poco lo viví
cuando mi papá se accidentó y no contaba con los recursos para poder
llevarlo a un centro médico digno para que lo atendieran; por el contrario la
frustración que sentí en ese momento me mostró el precio de la salud.
Ni que decir de las veces en las que
yo me enfermo y tengo que esperar a que se me junten otros dos males para poder
pagar una consulta médica, sumado al hecho de andar buscando algún remplazante de
mis medicamentos para poderlos comprar. ¡Demonios! Siento ira pura. O cuando
tengo que esperar ofertas para adquirir algún artefacto para mi casa y remplazarlo
por el que ya no queda ni rastros de lo que fue; o hasta la hora de comprar mi
misma ropa con los populares cierra puertas 2x1. ¡Trágame tierra perfever!
En fin, el dinero ha frustrado mis
estudios; mi vida familiar, social y amorosa; mi salud y bienestar; mi trabajo;
mis sueños y anhelos; mi persona en
general… Apesta saber que he caido en un nivel en el que el sucio dinero determina quién eres. Si bien la vida es una larga
carrera de obstáculos, ya me cansé de tropezarlos. Ya no quiero más. Deseo
estar tranquilo pero no sé como hacerlo. El ver cómo mi vida se jode por algo
tan banal me frustra más. En pocas palabras me frustra estar frustrado.
[***]
Esta canción habla por sí sola
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