Tantas cosas fueron dichas. Cosas hermosas que dejaron cicatriz en mi cuerpo. Eres consciente de eso. Aun siento tus lágrimas en mi pecho el día que lloraste pero ya no sé si fueron de verdad por mí. Besos, caricias, tu piel sobre la mía… ¿Todo eso lo hiciste porque me querías? Demonios, ahora no lo sé. Cada vez que lo pienso me consume la mente con un ¿Por qué? Hay algo en ti pero no sé que es. Este presentimiento me tiene obsesionado y deprimido al mismo tiempo.
Cuando te oígo por el teléfono mi corazón me dice que aquella persona que conocí ya no está. Trato de no llorar cuando oigo tu fría voz. Es posible que no me creas pero te he dado todo lo que tengo porque me distes la esperanza de volver a amar después de mis horribles karmas. Por ello la actitud que tomas conmigo me hace sentir herido porque tu golpeaste en mi punto débil.
Estoy dando vueltas en medio de mi cama repleta de lágrimas. Donde sigo mintiéndome en medio de la oscuridad de que solo es una sensación. Una errónea sensación. Pero no sé si pueda seguir tapando la luz del sol con un dedo. Me cuesta creer que esto haya terminado porque aun quedaba tanto por decir y por hacer. Entonces ¿Qué pasó?, ¿qué faltó? Quizás nada, tal vez todo...
Esto no es justo para ti ni para mí. Todo este cuento de hadas fue demasiado bueno para ser realidad. Sé que suena cursi pero si has sacado ese lado mío es porque hiciste las cosas bien y derrumbaste mis muros para crear los cimientos de este amor en mi corazón, que brota hasta mi piel, la cual se sentía tan cómoda junto a la tuya, creando cascadas de pasión e incendios infernales, en donde los gritos por oxigeno parecían interminables.
Todas estas sensaciones me hicieron sentir más vivo de lo que jamás pensé. Por ello vivía con la idea de que algo maravilloso podía pasar. Aquella sensación iluminaba mi oscura y rasgada alma. Pero cuando esa burbuja revienta, la caída resulta catastrófica. No dejo de pensar en muchas cosas pero mientras más las pienso más duelen y ya no puedo. Esta sensación me va a matar. Me siento desorientado, desesperado, por más que busco una forma de encontrar una salida a este laberinto de emociones oscuras no la encuentro, al menos no sin ser egoísta.
Te quiero pero no quiero ser una preocupación o un problema más en tu, ya complicada, vida. Me cuesta demasiado creer que tengo que decirte adiós porque, ¡mierda!, hubiera querido que las cosas hubieran sido diferentes. No puedo creer que todo esto se haya terminado. Pero esto es sólo una sensación. Sólo una sensación.