viernes, 24 de enero de 2014

ARIES

Muchas personas son fieles creyentes de la astronomía. No quizás como una profesión, sin embargo estudian el día, el mes, el año y si es posible la hora en que naciste. De acuerdo con estos analistas, estos pequeños detalles pueden determinar la razón de tus errores pasados, tu estado actual, dar una luz a tu futuro, además de descifrar el porqué de tu existencia, de tu forma de ser, de porque eres como eres.

Siempre me he caracterizado por no ser un carnero más, es decir, nunca he sido de seguir muchas tendencias. Por ello cada vez que no estaba de acuerdo con algo, expresaba mi opinión o simplemente mi rechazo hacia algo, rápidamente me explotaba una palabra en la cara: ¡Tenias que ser ARIES! Acompañado normalmente, de un suspiro o un tono de enojo. ¿Es eso tan grave?  Lo pregunto con cierta convicción ya que hasta mi madre me dice lo mismo.

“¿Por qué tuviste que nacer en abril?” reclama mi madre al cielo. Ella se fastidia, acongoja y resigna ante mi aparentemente horrenda fecha de nacimiento. Aunque si buscamos un culpable de ello ya sabemos quien saldría perdiendo. La solución era pura matemática simple. Por eso, ella calla ante mi mortificante aries. Aquel aries que parece más decepción que admiración. Estoy seguro que si ella pudiera me volvería a su vientre y esperaría un par de meses más para ser cualquier otro digno animal zodiacal menos el animal cuernudo que soy.

Mis ex son otro clásico ejemplo de ello. Han etiquetado cada detalle de mi personalidad con aquel adjetivo. Como si con ello tuviera que agachar la cabeza, sentirme ofendido o con algún remordimiento por mis acciones. Pero no. No creo que un animal con cuernos me defina, o ¿es que en algun momento fui un cachudo y no me di cuenta? Remarco mi NO, creo... Regresando al tema central, parece ser que ya no puedo ser yo mismo. Ya no puedo opinar, pensar o expresar como me siento sin que me etiqueten deshonrosamente de ser un aries.

Puede que sea rencoroso, resentido, picón, orgulloso, ingenuo, impaciente, nervioso, sarcástico, sinvergüenza, inquieto, impulsivo, terco, cruelmente sincero,  caprichoso, algo escéptico, algo egocéntrico, algo egoísta, algo envidioso, algo irritable, algo materialista, algo torpe, algo controlador… ¡Mierda! Soy una caca. Eso significa ser aries, ¿ser una mierda? ¿Eso es lo que me quieren decir? ¡Alguien mándame de vuelta al vientre de mi madre please! Analizar mis defectos resulta muy revelador por lo visto, aunque tampoco soy el hijo del diablo pero si un hijo de su madre con orgullo y ella lo sabe.

Aunque ser aries no quiere decir ser un montón de horrendos e intolerantes imperfecciones. Todos tenemos defectos y virtudes. Tenemos un lado oscuro. No todo es malo en mí.  Yo también soy buena persona. ¿Suficiente? No lo creo. Algo más detallado, y solo por mencionar algunas,  seria decir que soy alegre, ocurrente, espontaneo, aventurero, energético, entusiasta, juguetón, apasionado, justo, confiable, honesto, ambicioso, realista, sincero (a veces demasiado), lucho por mis convicciones, fan de los retos, dispuesto a hacer todo por quienes me importan, buen consejero, leal, disciplinado, perfeccionista, independiente, algo líder (por no decir mandón), algo gracioso, algo positivo, algo romántico, algo generoso (dependiendo de quien), viril… Aunque esto último es un plus para que me tengas más consideración a la hora de conocerme. ;)

Las constelaciones, el cielo, las estrellas, el sol, la luna... Parece que todo el universo conspiro en crearme tal y cual soy. Una persona llena de virtudes y defectos como todas. Un poliedro lleno de aristas, rincones, luces y sombras. Sin embargo, soy alguien que va más allá de una etiqueta. Soy tan amplio, profundo y misterioso como el mar, que decir que solo soy un aries. Este un calificativo que queda corto para mi compleja, y no tan perfecta, personalidad.

Al final no importa lo que yo diga, piense o haga. Sea aries, Saturno, caballo o cualquier otro posible animal o constelación, estoy seguro que soy como soy debido a mi entorno. No culpo a nadie, ni reclamo nada. Solo digo que todos tenemos un circulo en el cual nos desarrollamos, por ello somos quienes somos al final del día. Cariñosos, malcriados, sensibles o irritantes todo depende de quienes nos rodean y como ellos nos nutren con sus virtudes y defectos, vicios y debilidades. No importa cuanto nos impongan el camino a seguir, al final uno mismo tiene la decisión de seguir el camino que desee, sea para bien o para mal.




Acerca de Giancarlo
Soy un poliedro lleno de aristas, rincones, luces y sombras...
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