miércoles, 27 de noviembre de 2013

Lentes

Cuando tenía 15 años el doctor me recetó lentes. Era lo más lógico, ya que siempre copiaba las clases de los cuadernos de mis compañeros, quienes muchas veces, lo hacían mal. Siempre he tenido una deficiencia visual, horrorosamente, grave. Como todo adolescente tenía un gran repudio al hecho de usar lentes, pero más que todo era la idea que mis ojos por si solos no servían y necesitarían de unos horrorosos lentes fondo de botella para poder seguir con mi habitual vida.


Los ojos de una persona dicen mucho. A través de ellos podemos conocer a una persona, muchas veces sin necesidad de cruzar palabra alguna. “Ese es tranquilo, ella es tierna, aquel es pendejo…” Los calificativos son innumerables. “Los ojos son la ventana del alma” dice un refrán. Claro está, que los lentes pueden alterar la visión, tanto de quien los percibe como del que los usa y detestaba ser el centro de atención por ello. Todos los ojos estarían sobre mi, creando prejuicios por no tener unos ojos perfectos. Mierda, ya no era perfecto. Tenia un defecto: Mis ojos no servían y ahora todo el mundo lo iba a saber.

La idea de usar lentes resulta catastrófico para algunos, dentro de los cuales me incluyo. Para mí fue casi traumático. “¡Horrooor! Parezco un marciano.” Exclamé la primera vez que los use. “Esos no son mis ojos, ese no soy yo.” Pensé. Me miraba al espejo y, si bien podía verme a la perfección, no me reconocía. No era la persona que tenía en mente. No es que no me conociera, más bien era como si hubiera cambiado de identidad. Ocultando quien era detrás de aquellos gruesos anteojos.

Entre sorpresas, sonrisas y burlas, muchas personas dicen no reconocerte por los lentes. Cuando pasa lo contrario sucede lo mismo. Nos acostumbramos a lo que vemos. Nuestro cerebro crea una carpeta recopilando cada detalle de tu persona y cuando algo se altera, actualiza la información y algunas veces no es la más grata que esperas. El cerebro puede ser bondadoso y cruel pero eso depende de uno mismo. Por eso, algunas veces, resulta difícil aceptar la idea de que nuestro aspecto cambie.

Tropezar con la misma piedra resulta fácil cuando no tienes una visión clara. Una visión perfecta te ayuda en tu vida personal y profesional. Cuando tus ojos no son perfectos puede que lleguen a aprovecharse de ti. Sobreestimar quien eres y de lo que eres capaz es una cruz que viene con ello. Recuerdo ser más feliz cuando no veía claramente mi mundo. Un mundo lleno de porquería, ignorancia y discriminación. Odiaba esos lentes que me rasgaban de mi nube para estrellarme en la horrible realidad.

No solo es el uso de lentes lo que me molesta, es además el hecho de que mi estilo de vida tuvo que cambiar. No podía hacer deportes; tenía que tener cuidado de no chocar los lentes; sacármelos cuando me cambiaba de ropa o cuando me bañaba; empecé a odiar los días lluviosos, cuando antes los amaba; no podía estar en zonas calurosas porque se empañan; no podía bailar o hacer movimientos estruendosos sin evitar que los lentes salieran volando como un boomerang, solo que estos no regresaban y más bien se hacían mierda; y sobre todo no iba a poder ser útil en nada si es que algunas vez me quedaba sin mis mágicos, voluptuosos y curvilíneos cristales mágicos.

Nuestros ojos resultan tan importantes hoy en día, en una sociedad en la que la primera impresión cuenta. Todo entra por la vista me dijo alguien una vez. Mira directamente a los ojos para saber su verdad me dijo otra persona. Pero si usas lentes, la apreciación sobre ti cambia y la más común es que te ven como un genio, tranquilo y aburrido muchacho. Muchas veces resulta lo contrario. Si bien usar lentes me ha ayudado a corregir algunos errores que no veía, lo que me ayudaba a soportarlos era la vaga esperanza de que algún día podía dejar de usarlos pero ahora que sé que estoy condenado y mi espíritu salvaje esta en cadena perpetua, solo me queda interpretar aquel muchacho al que todos creen que ven: genio, tranquilo y aburrido; que ahora lo ve todo pero no es feliz con lo que ve.



Acerca de Giancarlo
Soy un poliedro lleno de aristas, rincones, luces y sombras...
Ver todas las entradas de Giancarlo »

0 comentarios :

Publicar un comentario

 
Copyright 2009 Vicios y debilidades . Powered by Blogger Blogger Templates create by Deluxe Templates . WP by Masterplan