sábado, 20 de julio de 2013

No me mires, no existo

Corres de un lado al otro en tu casa. Estás apurado porque la hora parece estar en tu contra y aun tienes muchas cosas que hacer. Justo en el día que no te alcanza el tiempo ni para tirarte un pedo. Es el mismo día en el que todo mundo busca algo de ti: Una ayuda, un favor o buscan conversaciones sin sentido, osea huevear; y tú no tienes tiempo.


La mañana se pasa volando dicen y es cierto. En el pago de unos recibos se fue rápidamente mí mañana. Lo peor es que se me extraviaron unos papeles y no pude terminar mis pagos. La chica de la ventallina me dio muchas vueltas y lo único que hizo fue hacerme perder el tiempo.

Como sea llego a casa y aun tengo varias cosas por hacer. Trato de distribuir el poco tiempo que me queda antes de ir a clases. Tengo exactamente 30 minutos para bañarme, vestirme, peinarme, comer, alistar mi maleta e irme. Tratas lo posible de cumplir el horario que te has planificado pero pareciera que el mundo está en mi contra y todo sale mal.

Corro a la ducha. Mientras estoy en ella el teléfono se revienta sonando. Apurado salgo y no logro contestar. Regreso al baño para terminar. Esta vez suena mi celular. Me apuro en la ducha y salgo disparado. Al parecer mi madre me había estado llamando. Al devolverle la llamada lo único que logro es que me griten. –“¿Por qué mierda no me contestas? Esto que llamo y llamo como una cojuda y nada…” – dice mi madre.

Hago una broma y empeoro todo. Mi buen humor se va al tacho y entonces sigo con mis planes. Subo las escaleras embalado. Busco mi ropa y no encuentro nada interesante. Como sea, me visto, me peino, alisto mi maleta… Demonios. Olvide comer algo. El tiempo está en mi contra así que ese día no almuerzo por tratar de estar a tiempo en la universidad.

Bajo las escaleras. Le pregunto a mi padre algunas sobre el almuerzo y el termina renegando sobre porque no contestaba el teléfono. Vuelvo al baño. Los pelos están desarreglados de nuevo. El teléfono vuelve a sonar y mi padre vuelve a gritar. “No me mires, no existo” pienso. –“Estoy apurado. No puedo contestar” –le digo.

Corro a la puerta y recuerdo que olvidaba mi trabajo. Regreso corriendo a mi cuarto. Prendo la computadora y paso la información necesaria. Al apagarla me sale que está actualizando y que va demorar –“CSM” –pienso. –“A la mierda…” –digo mientras la desenchufo de frente. Bajo de nuevo corriendo y mi padre me dice algo que no le entiendo y él, al ver mi desinterés, se amarga de nuevo.

Salgo de la casa feliz. Apresuro el paso al paradero y en el camino encuentro varias calles clausuradas. El tráfico lo están desviando y todo lo que me apresure para llegar temprano a la universidad no sirvió de nada. Todo se fue a la mierda porque pareciera que el mundo está en tu contra y tu solo deseas patearle en los huevos.




Acerca de Giancarlo
Soy un poliedro lleno de aristas, rincones, luces y sombras...
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