La primera semana de enero recuerdo que te llamé por enésima vez porque quería hablarte, verte, saber de ti. No entendía por qué demonios te habías alejado ¿Qué había hecho? ¿Qué había pasado? ¿Por qué verte se volvió tan difícil? Había perdido el rumbo de tu voz entre tanto silencio. Resultaba frustrante interpretar los diferentes escenarios que me dieran un indicio para saber que había provocado tu alejamiento; una distancia que tenia olor, sabor y forma a olvido; pero que me rehusaba a aceptar. Pensar en todo ello me agobiaba tanto así que me vi en la necesidad de hacer un catarsis y soltar todo lo que pensaba en aquel momento.
Un día me levante del rincón oscuro en el que estaba y decidí avanzar sin mirar a tras, sin pensar en los daños colaterales que podrían pasar, sin importarme sobre quien o que tenia que pasar para avanzar. Pensé que si me deshacía de mi vulnerabilidad y actuaba sin pensar en las cosas todo mejoraría. En medio de todo conocí a alguien, una persona que era todo lo que yo quería pero que no amaba, no como lo había hecho contigo. Era la actitud correcta en la persona equivocada. Salimos un par de veces, sin embargo a mi poco o nada me importaba. Yo me había hecho más frio y eso le molestaba, aun así estaba a mi lado levantando los pedazos de cristal en los que me había convertido por ti. Era como si no le importara herirse en el proceso. Mientras que a mi honestamente me daba igual, es más, me molestaba que lo hiciera porque no quería ser reparado. No quería volver a sentirme vulnerable, burlado, estúpido, débil y lacrimógeno; que es como en realidad me había sentido esos meses que me habías puesto al margen de tus lista de prioridades.
Llegó un momento en que las cosas empezaron a ponerse más serias pero yo trataba de que no fuera así. Huía del compromiso, ponía pretextos para formalizar, empecé a poner barreras y a alejarme. Sin embargo no era el miedo a salir herido lo que me llevó a terminar esa pseudo "relación" y volver a mi soledad, sino era el hecho que había una parte de mí, casi diminuta y camino a desvanecerse, que te guardaba fidelidad. Existía una cierta esperanza en mí que creía que tú volvieras a mi lado y retomaríamos las cosas donde las habíamos dejado. Lo irónico de la vida fue que mis deseos se hicieron realidad, una noche de improviso me llamaste pero no para decirme lo que quería oír.
Habría sido el frio de verano, la oscuridad de la noche, el tráfico de hora punta o sabrá Dios que mierda fue lo que hizo que me llamaras aquella noche y soltarás una bomba que me destrozó. Parece que habías entrado en un momento catártico y necesitabas arrojar todo el vinagre que se había apoderado de tu sistema. De todo lo que me dijiste esa noche solo recuerdo las palabras: “Mi ex” y “aun estaba con él cuando salíamos”, mejor que decir salir diría yo 'tirar', ya que era lo que mejor se nos daba. En ese momento experimente un bajón de presión, todo se torno en slow motion y cuando retomé conciencia de lo que había oído me sentí un completo estúpido. Había sido burlado de la peor manera, mientras yo pasaba mis insomnios pensando en ti, tú te acostabas imaginariamente con tu ex. La verdad del caso fue que nosotros nunca formalizamos nada, nunca fuimos pareja, entonces ¿Qué mierda éramos? ¿Por qué sentía la necesidad de reclamarte, de gritarte y de hasta pegarte? Jamás había sentido tanta rabia en mi vida. Una rabia que iba acompañado de la impotencia pero que tenía como base el haberme dado cuenta cuan estúpido había sido para haberme enamorado de alguien que solo me estaba utilizando para sus momentos de soledad y depresión.
Miles de imágenes invadieron mi mente. Te veía en diferentes poses con tu ex: abrazados, besándose, durmiendo juntos y yo a un lado de aquella habitación siendo flajelado con aquella visión. Confieso que nadie me ha hecho llorar tanto como tú. No podía creer que después de las cosas que había hecho por ti tú me pagaras así. Mi hiperactiva mente no dejaba de repetirme que cada vez que habías estado conmigo en realidad habías estado pensado en tu ex. ¿Algo de lo que tuvimos fue real? Ya no lo sé, solo sé que en ese momento te odie pero me odie más a mi por confiar en ti, por mostrarte mi lado vulnerable, por darte eso que no le había dado nadie solo para hacerte feliz. En ese momento me sentía como una porquería, como un pedazo de papel higiénico que había cumplido con su función y que ahora era tiempo de deshacerse.
Sin darme cuenta volví a caer en depresión, me alejé del mundo de nuevo y me refugie en el silencio de mi habitación y la humedad de mis lágrimas. Si todavía estabas con tu ex ¿por qué entonces me buscaste después de nuestro primer encuentro? ¿Por qué no lo dejaste ahí? ¿Por qué hiciste que sintiera cosas por ti para luego votarme como un pedazo de porquería? ¿Por qué me habías hecho ese daño? ¿Por diversión, por venganza, por aburrimiento? ¿Por qué? Cada vez que me lo preguntaba hacia que desbloqueara un nuevo nivel de depresión y rabia a la vez. Tú fuiste testigo de mis silencios y mis lágrimas aquel día d enero en que nos vimos y me contaste toda la verdad. Oír la historia por segunda vez no me ayudó en nada, solo reiteró mi deseo de morirme en aquel instante. Tú, como si tratarás de evitar que me desmoronara, me abrazaste y me pediste perdón pero creeme que las palabras en ese momento no eran suficientes.
Sin embargo nada se comparó al momento cuando me dijiste que estabas saliendo con alguien más. Eso terminó por destrozarme. Osea yo también habia conocido a alguien sin querer pero dejé que el agua corriera porque como ya habia mencionado guardaba esperanzas ya que si bien aclaraste tu situación jamás nosotros precisamos que había pasado con lo que habíamos tenido. Mientras yo me ahogaba en mis lágrimas y mis zozobras, tú te encontrabas formalizando todo con un sujeto “X” lo cuál también me llamó la atención porque yo te habia hecho la propuesta hacia unos meses sin obtener una respuesta sobre ello. Eso fue una doble cachetada para mí, fue la mejor burlada que me han dado en la vida. En serio. Repito eso me dolió como no tienes idea. Pero asimismo me hizo descubrir que nunca signifique nada en tu vida, que en realidad había sido un muñeco de plástico del cual te habías cansado de usar, jugar y desmantelar. Sé que pensarás que soy un dramático que exagero pero así es como me sentí al saber la verdad del caso, por tus malas decisiones e intensiones. Ya que, al margen de todo, yo si me había enamorado de ti e ingenuamente creí que tu serias LA persona indicada. Quizás fue mi error pedirte demasiado, pero es que pensé que lo nuestro podía llegar a algo hasta que lo destruiste todo.
Después de algunas semanas, borracho, triste y avergonzado decidí desaparecer del mundo. Morir era la primera opción y resultaba la más fácil de todas para acabar con estos sentimientos. Ya estaba harto de sentirme como una escoria con patas. Sin embargo mi muerte más que física fue virtual; borre mis cuentas, cambie de número de celular y borré el tuyo. Me aboque a mi trabajo, me inscribí a otras actividades para mantenerme ocupado y no pensar, empecé a tomar pastillas para dormir en los momentos en los que me sobraba el tiempo, volví a beber café cuando me daba ansiedad pese a que este me hace mal, en fin tuve cambios buenos y malos.
Así pasaron los meses, no se si fueron los calmantes o el exceso de café lo que hizo que ya no te materializara en mi mente. Sin embargo una noche de tragos uno de mis amigos me preguntó por ti, desencadenando que viejos sentimientos brotaran. En un estado etílico y con los sentimientos a flor de piel, cogí el teléfono y te escribí a tu celular, al Facebook y hasta te llame por Line. No recuerdo muy bien lo que te escribí, porque honestamente te he escrito muchas cosas y en diferentes oportunidades, pero en uno de mis mensajes te había escrito que necesitaba hablar contigo urgente. Quizás en ese momento lo fue. Bajo los efectos de alcohol sentí la necesidad de volver a oírte, de verte, de volverte a tocar y besar, pero lo peor de todo era que quería pedirte que me dieras una razón, una esperanza, una oportunidad de poder estar contigo, porque si fuera por mi te hubiera seguido amando con el corazón bendado. Patético, ¿no? A pesar de lo mierda que habías sido conmigo, te necesité en ese momento.
Desde aquel día me di cuenta que por más que trate de acercarme a la idea de que soy a prueba de balas, de que ya no me dueles y que te he superado; llegó a darme un contrasuelazo con una realidad contraria y me doy cuenta de que no es así. Pensé que estaba avanzando pero por más que trato no puedo romper ese hechizo que has puesto sobre mí. Te pienso como si fueras a aparecer, te escribo como si me fueras a responder lo que quiero, te llamo como si me fueras a decir que aun te importo y te celo como si fueras algo mio, como si tuviera derecho a hacerlo o siquiera lo merecieras. Eso me frustra, me jode, me hace odiarme; más aun debido a que sé que no te intereso. Honestamente ya estoy cansado de quererte y esperar algo que es obvio que no sucederá porque ya encontraste reemplazo.
Reitero, esto suena a cartita de “ex” resentido pero si tú hubieras pasado por eso y hubieras podido sentir lo que yo sentí y ver las cosas como yo las vi, entonces sabrías lo difícil que es encontrar paz interna.
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Que el tiempo cure ésta herida, que el viento traiga el cambio y borre este día... ♫
Un poco de rock nacional para un lamento peruano.
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