lunes, 3 de febrero de 2014

Sin luz, de día y en verano

Uno de los peores momentos para mi es cuando no hay luz. No porque le tenga miedo a la oscuridad sino toda la frustración que conlleva estar sin ella. No tienes teléfono, tv, radio, computadora o internet con que distraerte. Lo peor de estar sin luz es cuando esta se va de día y en verano. Dejándote sin congeladora para tus bebidas, sin ventilador, y otra vez sin teléfono, tv, radio, computadora, internet.

Me encontraba almorzando cuando de un escuche un sonido del televisor del cuarto de mi padre apagándose.  “Se quemo la porquería” pensé. Y es que mis padres habían tenido una mala suerte con lo que respecta a televisores en los últimos meses. Un promedio de 3 televisores habían hecho kataplum en sus inocentes y conscientes manos. Así que esta vez no me sorprendía que hubiera vuelto a pasar.

Mi padre rápidamente se levanta hablando entre dientes que se había ido la luz. Relajado yo continúe comiendo, ya que no estaba usando ningún aparato eléctrico en aquel momento. Mi padre regreso con su plato de comida calentada a la antigua: En la cocina. Sin cruzar palabra alguna terminamos de almorzar. Se retira de la mesa, mientras yo me quedo unos minutos más ya que estoy jugando con mi móvil.

Me dirijo a la cocina a lavar los servicios cuando lo oigo jugar con el perro. Regreso al comedor a recoger mi móvil y escucho la puerta del baño cerrarse. “Demonios” pienso. Y es que cuando mi padre se enceraba en el baño era lo peor que podía pasar. Pareciere que le reza al santo marrón para que salga de sus aposentos. Aunque el baño también resultaba su refugio en estos casos en que no puede estar en su sacrosanta computadora: imagino que mientras lo hace medita cómodamente con su incienso natural hecho en casa.

Camino hacia mi cuarto. Me tumbo en la cama mientras me derrito lentamente. El calor en estos días es sofocante. Juego con mi celular por unos minutos pero rápidamente me aburro. Doy varias vueltas tratando de encontrar una brisa de aire pero es inútil. Mi cuarto parece un sauna. Me aligero de ropa y pongo algo de música en mi móvil para distraerme pero el calor sigue jodiéndome la vida.

Miro la hora y solo han pasado algunos minutos. ¡Mierda! El tiempo puede ser jodidamente lento cuando no tienes nada que hacer y quieres que se pase volando. ¿Como vivían nuestros ancestros sin la tecnología? Visualizo mi cuarto, unos cajones de mi armario están abiertos. Me pongo a ordenar mi ropa, la cual esta arrugada y desordenada  debido a que ya no entra en el armario. Así que decido hacer un pequeño desfile de ropa para deshacerme de algunas cosas que ya no uso.

Las horas parecieran que me quisieran volver loco. ¿Cómo es que solo ha pasado una hora? Alisto mi bolsa de ropa que voy a regalar y me vuelvo a tirar en mi cama. Miro el techo, cojo mi celular y reviso viejo mensajes. Me acuerdo que le había escrito a mi peor es nada y vuelvo a timbrarle porque no tengo mucho crédito. Espero y espero. Nada. Ninguna respuesta. Reviso si ha regresado la luz pero nada.

“Voy a llamarle de un teléfono publico” pienso. Me alisto, bajo las escaleras, miro la habitación de mi padre y este esta durmiendo. Salgo sin hacer mucho ruido. Escojo el camino más largo a la tienda y camino despacio. Total no hay apuro. Paso por la iglesia para ver si están atendiendo para dejar mi donación, pero esta cerrada. Llego a la tienda, saco sencillo y marco su número. Reconoce mi voz y se disculpa por estar por estar con mucho trabajo que hacer. Dice que me vera la próxima semana  y me corta rápidamente. “¿Qué carajos?” pienso. ¿De que sirve salir con alguien y que esta no este para ti cuando más la necesitas?

Frustrado y decepcionado camino lentamente a casa. Mi padre me escucha y me pregunta si volvió la luz. Respondo negativamente. Él vuelve a su estado depresivo y yo regreso a mi cuarto. Doy vueltas y más vueltas en mi cama. Me acuerdo que tenía unos polos que lavar así que lo hago. Terminado de hacerlo decido llamar a la compañía de luz y preguntar cuando carajos va a regresar la luz. Marco su número y me da ocupado. Intento un par de veces más hasta que mi teléfono se apaga. Se había quedado sin energía la porquería.

Pienso en llamar a alguien pero ¿a quien? Todos mis amigos están trabajando. Apesta ser un desempleado. Tanto tiempo desperdiciado y no podía hacer nada al respecto. Mis últimos intentos en buscar trabajo habían quedado en entrevistas que requería un personal con 1 o 2 años de experiencia. ¿Cómo carajos iba a tener tanta experiencia si es que nadie me daba la oportunidad? Un inútil no soy. Por algo me había rajado estudiando para obtener mi titulo que parecía que tenia más proyecciones a servir como papel higiénico que como sustento de mi carrera para un trabajo.

Mi ansiedad se empieza a acentuar. Cojo un libro que hacia tiempo no lo había terminado de leer. Me sumerjo por un momento en el. Sus pasajes sobre la vida, la felicidad y de que no debo buscar culpables por mis problemas resultan enriquecedores para mi estresada mente. El libro me ayuda a darme cuenta que paso gran parte de mi vida buscando problemas, los cuales muchos de ellos escapan de mi jurisdicción. Vivir sin problemas, ni preocupaciones parece fácil. La utopía perfecta.

Mis ojos se empiezan a entrecerrar. “Mierda, tengo sueño” pienso. Cierro el libro y me recuesto en mi cama. Analizo todo lo leído y cuanta razón tiene el libro y cuan equivocado estoy yo. El mundo jamás a sido justo ni perfecto, y por eso no debo sentirme culpable, estresado o con rencor. Oh, he visto la luz al final del túnel. Me lleno de júbilo. La luz regresa y doy un salto de mi cama. El sueño se ha ido, me siento lleno de energía, prendo la computadora y trato de olvidar toda mi agonía previa.




Acerca de Giancarlo
Soy un poliedro lleno de aristas, rincones, luces y sombras...
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