Era una noche del sábado. Estaba por Miraflores saliendo del teatro al cual había ido con algunos amigos. En la puerta me encontré con un ventarrón que hacia tiritar la mas mínima fibra de mi cuerpo. Camine hacia mi paradero para regresar a casa. El frio seguí carcomiéndome la piel así que apresure el paso para entrar en calor.
Doble una esquina y vi a un joven bien vestido, delgado y de buena apariencia caminar cerca de donde estaba. A su lado note un bulto apoyado en su hombro. Mi curiosidad me hizo desacelerar mi paso y mirar detenidamente que era ese pseudo-objeto en el hombro del joven. Note que se ese bulto se movía. Se trataba de una persona lógicamente. Cuando pude ver que se trataba de un hombre, algo mayor apoyado en el joven.
Quede frio al ver tal escena. La noche tenía sus secretos y esa escena era uno de ellos. El señor trataba de abrazar y besar al joven, quien parecía tener un ligero rechazo a los afectos de su acompañante. Por la forma de caminar supe que estaban algo tomados y me daba la respuesta a tal falta de sangre en el rostro.
Sé que no soy nadie para juzgar ya que yo también he tenido mis momentos en que el alcohol me ha hecho hacer cosas de las que me he arrepentido. Pero entonces ¿Por qué tomar? Porque de alguna forma te anima a seguir divirtiéndote La desinhibición es tal que no quieres dejar de sentirte así y quieres seguir bailando, festejando, cantando y en este caso amando.
Sonreí al pensar en eso. Moví la cabeza de un lado para el otro como si con eso la imagen en mi mente se borrara. Los dos extraños doblaron en la siguiente esquina tabaleándose y manoseándose como si nadie los viera. Algunas personas que pasaban a su lado levantaban la ceja o trataban de mirar hacia otro lado o ponían caras como si de un acto nauseabundo se tratara.
Apresure mi paso y me tope con personas de atuendos extraños, imagino que eran góticos por lo negro de sus vestimentas y los piercings que poseían algunos. Mas allá otros con peinados extraños y algunos con tan poca ropa que dejaban poco a la imaginación. Era un nuevo mundo. Un mundo nocturno, el de los diurnos que no tenían miedo de mostrarse aunque sea bajo el velo de la noche.
Caminaba y caminaba y sin ánimos de ofender a nadie pude ver varias cosas raras. Raras desde las actitudes hasta las ropas que usaban y los actos que cometían. Parejas de toda clase. Besándose, tocándose, no se si amándose pero si que disfrutaban aquel momento como si sus cuerpos y mentes hubieran esperado las tinieblas para mezclarse con ella y poder vivir como debían hacerlo en el lado oscuro de la ciudad. Algunas personas me quedaban mirando como si no encajara en ese mundo y probablemente no lo haré, al menos no esa noche.
Los misterios de la noche resultaron fascinantes para mi cerebro. Poder ver tantas “culturas” reunidas en mi ciudad, respirando el mismo aire que el mío. Esas cosas solo las veía en las películas. La noche contiene tantos rincones oscuros e inexplorables que si no los sabes manejar te puedes perder en ellos sin embargo si te atreves a explorarlos y logras salir de ellos puedes ver que la vida no es solo lo los caminos que recorres sino que si abres un poquito tu mente a ella podrás ver que no todo lo que ves en el día es realmente como se ve en la noche.
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