Al final del día todos deseamos poder descansar. Tomar un baño caliente, ponernos cómodos, relajarnos e ir a dormir. Recuperar las energías es importante. Sin ellas nuestro nuevo día no será completamente productivo. Pero ¿por qué a pesar que te sientes cansado no logras conciliar el sueño? Quizás, inconscientemente existe algo que te perturba, algo que aun no está resuelto y tu cerebro, que curiosamente no entiende de razones, trabaja durante los momentos que debería descansar. El resultado de todo esto es el insomnio.
Las horas avanzan. Miro el reloj y es casi media noche. Estoy en mi cama abrigado hasta el pelo por el frió que hace. Logro tomar la temperatura deseada, pero no puedo dormir. Este problema se ha ido suscitando a lo largo de la semana. En donde, sin importar la pose que adopte, cuanto me abrigue o las ovejas que cuente, ninguna opción me ayuda a descansar.
Mi madre reniega que duermo hasta tarde. Mi padre también duerme hasta tarde pero es porque él quiere. Y claro, el no recibe ninguna mirada cejuda porque es mi padre. La respuesta clásica que los padres te dan cuando los estas cuestionando es: “Lo digo porque soy tu madre/padre”. Si alguna vez recibiste una respuesta así es porque tu argumento, el cual refutabas, estaba en lo correcto y los dejaste sin salida a dar una respuesta. Pero ese es otro tema
Doy vueltas en mi cama como un pollo al horno. Enciendo la radio y escucho algo de música en bajo volumen para relajarme pero peor. Mi cerebro se pega con las melodías y las empieza a recitar en mi mente alejándome del descanso que busco en mi almohada. Apago la radio y trato de hacer las clásicas respiraciones, pero no logro llegar a nada.
Miro el techo de mi cuarto. El silencio es total. Miro la hora y son más de la 1:00 am. Puedo oír hasta el más mínimo ruido, el cual a esa hora resulta ser el zumbido del aire en mis orejas. Que aburrido que es eso. Es como si hubiera perdido el sentido del oído. – “Mierda deja de pensar” –me digo a mi mismo. Me destapo un poco porque el calor de las sabanas me incomoda pero rápidamente me vuelto a tapar porque el frío de la noche hiela mis huesos.
Me acomodo nuevamente y prendo el televisor. La televisión nacional a esa hora es una porquería y en el cable todo es repetido. Cambio y cambio de canal y no encuentro nada que llame mi atención. En vez de relajarme solo consigo estresarme. Empiezo a hacer una pataleta en mi cama como niño de 3 años cuando no tiene lo que quiere. Me calmo, vuelvo a mirar la hora y son las 2:00 am.
Me levanto tiritando por el frío. Tomo una casaca para abrigarme y salgo de mi cuarto. Trato de bajar las escaleras con cuidado y sin prender las luces. Pienso que quizás comiendo algo se me pase. Camino por la casa como un ratón buscando comida en medio de la oscuridad. Trato de ser lo más silencioso posible, como un ninja, pero cada mínimo movimiento hace un estruendoso ruido. –“CSM!” musito en cada tropiezo que doy.
Conseguido mi botín regreso a mi cuarto. Me acomodo nuevamente y bajo la luz del televisor me atoro despiadadamente todo lo que tengo. Mi estomago me regala un rugido como de chewbacca no se si reclamando mas o pidiéndome todo lo contrario. El puto sueño sigue brillando por su ausencia y yo sigo estresándome por ello. Recuerdo repentinamente sobre unas pastillas de dormir que usaba mi madre pero rápidamente desecho esa idea porque no quiero volverme dependiente de ellas.
Me acurruco entre mis sabanas. Mis pies empiezan a enfriarse y me hacen estremecer todo el cuerpo. Poco a poco me voy encogiendo hasta hacerme una bolita. Miro el reloj y son más de las 3:00 am. Los ojos me arden, el frió me consume, mi panza sigue rugiendo y es en ese desesperante momento en que empiezo a perder la conciencia pero todo se va al carajo cuando la alarma suena y no sé si gritar, llorar o quedarme a dormir 5 minutitos más.
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