martes, 11 de agosto de 2015

Algunas personas tienen problemas reales

A veces, cuando tenemos un problema pecamos de un egocentrismo involuntario que nos impide ver la realidad a nuestro alrededor. Nos creemos, de alguna forma inconsciente, el centro del universo sin notar que nuestra realidad no es la única que viene siendo afectada. Para cuando ese egoísmo instintivo desaparece, ya con la temperatura en su nivel más estable, es ahí cuando entiendes que el mundo está lleno de problemas y que tú solo eres una raya más al tigre.

Alejandra y Jesús

Desde hace ya varios años que Alejandra conocía a Jesús, ellos habían tenido contacto por primera vez en la academia de arte y desde entonces compartían una gran amistad. Ambos participaban de varios concursos y mostraban lo mejor de su arte individual pero a la vez tan compartido espiritualmente. Con el tiempo, varias salidas después y una serie de concursos compartidos; sentimientos que sobrepasaban los amicales se fueron desarrollando  y ambos, con algo de temor, cedieron ante ellos. Sin embargo, el tener las alas “atadas” no era el estilo de Alejandra, quien –quizás por miedo a enamorarse, mostrar su vulnerabilidad,  sentirse expuesta, con sus defensas desafiadas y con ello terminar sufriendo (como pasó con su ex)- prefería mantenerse serena, sin expectativas ni condicionamientos o sometimientos, ni mucho menos tenía intensiones de arrastrar todos esos sentimientos y compromisos que conlleva el estar enamorada y ser la novia de alguien.

Un breve tiempo después, su efímera relación no funcionó como ellos habían esperado, por lo que tomaron la decisión de terminar y solo amigos, después de todo era como mejor se habían llevado desde que se conocieron. Sin embargo, eso no impedía que besos, agarradas de manos, abrazos y otros detalles no pudieran darse entre ellos. Era algo así como mantener “exclusividad” con alguien con quien no tenías –al parecer- la horrorosa etiqueta de “enamorados”. Aunque, mantener ese tipo de “relación” no es sano a la larga y ambos eran conscientes de ello, pero aun así decidieron consumir eso que aún les quedaba.

Jesús fue el primero en ser infectado con el virus de la realidad, con algunos gramos de duda y una pisca de consciencia. Él empezó a cuestionar sobre qué estaba haciendo con su vida y qué era lo que quería para ella. Sentía que faltaba algo más y pensó que quizás Alejandra no iba a poder darle eso que buscaba. “¿Será que estoy desgastando mi vida en alguien que no me puede dar lo que busco?”, pensó antes de ir a hablar con Ale. Cuando se dio cuenta que no  podía seguir así, la contactó y quedaron en verse. Ahí, en medio de la calle, fue directo y le dijo todo lo que pensaba. Jesús quería una relación estable con todas las letras y ya se había hartado de esperar que Alejandra se diera cuenta de lo mucho que él estaba interesado en ella. “Ya estoy cansado. Quiero más…”, le espetó.

Un nudo se formó en la garganta de Alejandra al oír eso. El miedo la invadió y no supo que responder en ese momento. “Es mejor que ya no nos veamos… dejémoslo ahí. No me busques más…” dijo fríamente Jesús. La respiración se le dificultó un poco a Alejandra pero logró articular algunas palabras. “Siento que no pueda darte lo que buscas, pero sabes que yo te quiero”, dijo casi entre lágrimas. “Eso no es suficiente. Yo busco algo más y ya no puedo seguir así. No está bien”, respondió él. Ale no entendía por qué sino no buscaba una relación seria se sentía tan devastada con lo que estaba oyendo. Quería decirle que no se fuera que lo quería en su vida pero sabía que eso era egoísta porque era consciente que no podía darle lo que él necesitaba. Así que cogió su corazón destrozado y se despidió de Jesús para bien.

Aquel día Alejandra se encerró en su cuarto y lloró todo el día hasta la madrugada. Sentía que el alma se le desgarraba pero no entendía por qué; solo sentía un dolor interno que yacía en un extraño vacío que se le había generado. La almohada se le mojó y los ojos se le hincharon pero eso parecía no importarle. Para cuando se quedó sin lágrimas, se calmó y su mente se esclareció un poco. Fue entonces que ella, en medio de su soledad y la humedad de su sufrimiento, se reafirmó en su pensamiento de que el amor es algo muy peligroso y doloroso, por lo que no quería volver a pasar por lo mismo. No quería volver a sentirse tan devastada por la persona que ella más quería. Entonces tomó un pañuelo, se secó las lágrimas y se hecho a dormir porque al día siguiente tenia que trabajar.


Mía y Roberto

Ellos se conocieron hace un par de años en una reunión de amigos. Debido a las amistades en común que tenían, ambos coincidían de cuando en cuando en diferentes eventos.  Poco a poco fue naciendo una amistad pero con intenciones ocultas –al menos por parte de Roberto-.  En aquel entonces, Mía cursaba los primeros ciclos de arquitectura, mientras que él hacía sus pininos en pequeñas constructoras. Sin desmerecer su belleza, puede que compartir algunas características profesionales hayan sido, entre otros motivos, las razones que impulsaron a que él se acercarse a aquella imperturbable joven, quien pese a su actitud directa, desinhibida y algo ruda, internamente, era una chica sensible más que deseaba amar y ser amada por su hombre de ensueño

Para Mía, Roberto era una persona más que había conocido en su vida. No se había hecho expectativas de nada por lo que cuando él le confesó sus sentimientos, ella quedó perpleja. Más que el miedo que le generaba la revelación de su entonces amigo, fue su sexto sentido lo que le advirtió a Mía a que rechazara la propuesta de ser más que amigos. Había algo en aquel hombre de ojos pequeños, cejas pobladas y barba rala; que no terminaba de convencerla. Es decir, como amigo parecía ser de esos que son leales, que te protegerán y ayudarán cuando  más no lo necesites; sin embargo, había algo más que no permitía a Mía confiar en un 100%.

Una noche ambos volvieron a coincidir en una fiesta, ahí Roberto había vuelto a hacer gala de sus dotes conquistadores pero Mía, ya acostumbrada a ello, minimizó sus pretensiones y se dedicó a disfrutar la fiesta junto a sus amigas. Varios tragos después, ambos personajes se encontraban más desinhibidos, con las defensas bajas y receptivos a lo que la vida les trajera. Fue ahí que Roberto, una vez más, se acercó hacía Mía con actitud decidida, la tomó del brazo y le dijo, mirándola a los ojos directamente y con su sonrisa ganadora, “Me gustas demasiado. Me gusta tu sonrisa, tus ojos, tu rostro, todo de ti y quiero estar contigo”, enfatizando la última palabra.  Ella no sabía si era el licor en su cuerpo o la forma en que habían salido esas palabras de la boca de Roberto, lo que hizo que terminara aceptando salir con él. Para sellar el compromiso, él se acercó a la joven, la cogió de la cintura y la pego rudamente a la suya, para luego dedicarle un profundo beso húmedo, en donde las manos también tuvieron protagonismo, recorriendo cuidadosamente cada parte de sus cuerpos.

Si bien al comienzo parecía ir todo bien, una de las debilidades de Roberto empezó a aflorar. Él luchaba contra ella pero no era lo suficientemente fuerte para combatirla por lo que terminó cediendo a ella. Las mujeres eran la debilidad de aquel hombre, quien no era más que otro jugador de esos que se dedican a jugar con las personas. Aquella noche en el bar, en la que decidió infringir las bases de su relación, fue cuando conoció a Marianella, una bella e inocente joven que recién estaba aprendiendo a vivir. Ellos se llevaban cerca de diez años pero eso pareció no importarle a Roberto cuando se acercó a la joven para invitarle un trago. Es cierto, fue atracción física y unas ganas locas por meterse en sus pantalones, lo que lo motivaron a actuar de tal modo. ¿Y Mía? Ella ignoraba todo lo que venía sucediendo, pero como siempre pasa, la verdad termina encontrando un camino para salir a la luz tarde o temprano.

Desenmascarado y con el rabo entre las piernas, Roberto persistió en su lucha por no terminar su relación con Mía, quien tajantemente había decidido no verlo más. Roberto sabía que lo que tenía con ella no lo iba a encontrar en otro lado, es decir, su relación había nacido de una amistad, algo rara pero aun así, mientras que lo que había sucedido con Marianella fue algo del momento. Roberto hizo lo que pudo para que Mía lo perdone pero ella sabía que “gallina que come huevo, aunque le quemen el pico”. Fue entonces que dio media vuelta y se fue de su lado. Las semanas que siguieron estuvieron llenas de lágrimas, dolor y depresiones. Mía no podía entender por qué había sido burlada de tal forma por alguien a quien ella en un principio no buscó. “Si no quería nada serio, ¿por qué me buscó? “, se preguntaba constantemente. No entendía cómo es que una persona podía hacer tanto daño, y más aún si esa persona era tu pareja, esa que una vez te dijo que te amaba y que estaría dispuesto a todo por ti; quien te prometió el sol, el cielo y la luna; quien en esos momentos de pasión gritaba tu nombre por el éxtasis que le provocabas. Ahora todo eso ya no importaba, nada tenía sentido. ¿El amor es así de cruel? ¿En eso consiste crecer, en sufrir, llorar y deprimirme? Nadie sabe a ciencia cierta qué es el amor o por qué conocemos a las personas que conocemos. No suena justo pero la vida no lo es para nadie, menos para ella que ahora había descubierto que estaba embarazada del hombre al que amo pero que la traicionó de la forma más baja.


Jacqueline  y Marcelo

Cuando Jacqueline  conoció a Marcelo en el supermercado, ella mantenía una relación de años con su amor de colegio Enrique, por lo que cuando vio a Marcelo no imagino que ese hombre no sería una más al alzar que conocía sino que se convertiría en nada menos que su perdición. Desde el momento en que ambos se vieron tuvieron química, podían hablar de muchos temas, tenían algunas afinidades en común y en general la pasaban bien como amigos. Ambos ya tenían relaciones estables y conocían sobre ello, es más lo habían conversado en la segunda vez que se encontraron, porque así fue como se dieron las cosas; primero fueron encuentros casuales pero luego empezaron las salidas al cine, a comer, etc.

Una noche salieron tarde del cine y decidieron ir a un parque a conversar, total al día siguiente no tenían que ir a trabajar. Ella tenía un poco de temor de llegar tarde a casa pero sentía que la estaba pasando bien, Marcelo era muy elocuente por lo que estar a su lado no resultaba aburrido. El frío de la noche quizá hizo que poco a poco se fueran pegando el uno al otro. Mientras él contaba las peripecias que había tenido que pasar en su último viaje, estiraba su cuerpo y buscaba la posición más cómoda ¿para qué? Para ejecutar el plan que tenía en mente desde que había conocido a Jacqueline : hacerla suya.

Todo comenzó con un beso inocente, ambos quedaron sorprendidos por lo que habían hecho; Marcelo  por ver que ella había correspondido su accionar, y Jacqueline  por descubrir que él aparentemente tenía sentimientos por ella. Tras ello, euedaron en silencio por unos momentos. Él levantó la cabeza de ella suavemente, usando dos dedos que posó delicadamente sobre su quijada. Ella estaba lagrimeando porque había reaccionado por lo que acababa de pasar. En ese momento ella pensó en su enamorado y en lo que haría si descubriera esto. “Enrique me dejaría si se entera de esto”, pensó. Marcelo la observó con ojos preocupados por unos segundos y luego se hundió en sus pensamientos. Para cuando ella reaccionó, pensó que mejor era irse. Se levantó de la banca en la que se encontraba, se despidió de Marcelo y se fue. Extrañamente esa noche durmió tranquila sin dejar de repetirse así misma que no volvería a hacer eso.

La semana había transcurrido tranquila hasta que recibió un mensaje de Marcelo preguntando cómo estaba y si podían verse. Ella titubeó en un comienzo pero una inquietante curiosidad la invadió y terminó respondiéndole que estaba de acuerdo. Esa tarde volvieron a hablar acerca de la vida como si nada hubiera pasado. Ella se sentía un poco inquieta con todo eso ya que esperaba saber qué había pasado con el beso de la vez pasada. “Espero estés bien y no te sientas mal por lo que pasó” puntualizó Marcelo, interrumpiendo los pensamientos de Jacqueline , quien quedó paralizada por lo que acababa de oír y no supo que responder; a lo que él se acercó a ella y la abrazó a manera de consuelo. “¿Por qué me siento tan cómoda con su cercanía y con ese calor que genera su tacto?”, se preguntó mentalmente Jacki para luego decirle que se encontraba bien y continuar con su conversación cotidiana, minimizando lo sucedido.

A los meses Marcelo anunció que se iría de viaje y por alguna razón que no comprendía, Jacqueline  se sentía devastada. No podía creer que ya no tendría a su “amigo” cerca pero entonces pensó que de alguna forma sería  una buena forma de ponerle un alto a todo eso que no entendía que era pero que la hacía sentir bien, pero no solo por ella sino por su enamorado quien desconocía de las salidas nocturnas de Mía. Así fue como pasó un año, en dónde a pesar de la distancia y de las promesas que se había hecho, mantenía contacto por internet con Marcelo, por lo que fue la primera en enterarse de su regreso a la ciudad y no la pensó dos veces cuando le dijo para volverse a ver. En esa ocasión habían quedado en encontrarse en un bar y luego de unos tragos (que ayudaron a bajar el nerviosismo de Jacki)  decidieron ir a otro lado “más tranquilo”. Esa noche Jacqueline  se dejó llevar por sus impulsos y aceptó, por primera vez, pasar la noche con Marcelo. Aquella noche fue la más linda de su mundo para ella y fue entonces que comprendió que se había enamorado de aquel hombre prohibido, aunque esa sensación solo duró unos minutos para cuando se dio cuenta de la realidad: se había quedado hasta la mañana siguiente fuera de su casa. Después de aquel día, Marcelo volvió a irse de viaje y Jacqueline  volvió a la rutina de su vida, pero obvio sin dejar de perder contacto por internet.

El problema de no poner un punto final a las historias es que estas continúan escribiéndose aún sin nuestro consentimiento y, como seres humanos curiosos, deseamos saber qué es lo que seguirá en el siguiente capitulo sin pensar en las fatales consecuencias que acarrea esa decisión. Pero ¿cuántos capítulos necesitamos que se escriban para darnos cuenta que las cosas no están bien, que estamos actuando mal y que nos estamos haciendo daño? Según mi experiencia, alguien que está enamorado no entiende cuán mala puede ser una persona hasta que nos destruye por completo... Y fue así como Jacqueline comprendió que Marcelo no era la persona que ella esperaba, ya que, pese a las advertencias de sus amigos, ella continúo yendo a contra corriente pensando ilusamente que podía cambiar eso que él sentía y así hacer real su fantasía. Sin embargo, jamás pensó que luego de en uno de sus encuentros casuales y tras salir embarazada, él le daría la espalda y desapareciera de su vida, dejándola viviendo ese calvario sola y con la difícil tarea de enfrentar a su familia y sobretodo a su novio Enrique con la cruda verdad de su engaño.

[***]

Este post me ha tomado mucho tiepo escribirlo por dos razones: la primera es por los detalles del mismo, ya que se tratan de historias reales. Cada una con sus tristezas, miedos y lágrimas; con las que en algún momento me identifiqué en algunos pasajes de las mismas. El amor es complicado, no solo para mí como a veces suelo pensar, pero aún así cada historia actualmente me ha demostrado que lo único que queda hacer frente a una decepción -aparte de llorar-  es levantar la cabeza, salir de la oscuridad y seguir hacia adelante... Quise compartir estas historias porque muchas veces yo me he sentido solo con mis problemas y sentía que el mundo estaba confabulado en mi contra pero ahora sé que no es así. Todos tenemos problemas, unos más graves que otros, pero por alguna extraña razón creo que resulta un poco más aliviante el saber que no estás solo(a) en el calvario que sea que estás pasando sino que hay siempre alguien que puede estar pasando por lo mismo que tú y puede ayudarte a salir de ese agujero en el que te encuentres. 

La otra razón por la que no he estado por aquí es porque recientmente me vengo recuperando de una especie de alergia que me ha venido aquejando desde hace un par de meses. Por lo que he estado horriblemente encorronchado y con una picazón de padre y señor mío. :'(
 



Acerca de Giancarlo
Soy un poliedro lleno de aristas, rincones, luces y sombras...
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