domingo, 15 de diciembre de 2013

Errar y perdonar

“Errar es humano y perdonar divino” dice un viejo dicho. Probablemente quien pensó esto no se acordó que ni Dios perdono a Adán y Eva por una simple manzana. Pero errar si es humano y más humano es echarle la culpa a otro. Como sea, nos cuesta muchas veces reconocer nuestros errores y sobretodo perdonar, más aun si nuestro afligido corazón resulta herido en el proceso.

Reconocer que estas equivocado en las decisiones que has tomado en tu vida, en el amor, en tu familia, en tus amigos, resulta aterrador. Saber que has cometido errores puede ser sinónimo de incompetencia. El hecho de no hacer las cosas como se deben puede llevarte a imaginar los peores escenarios futuros. Pero errar es humano, ¿no?

Cuando cometes tantos errores terminas acostumbrándote a no diferenciar lo bueno de lo malo. Tu radar ya no te alerta sobre los peligros a los que te expones así que el ciclo continua, los años pasan y llegas a una etapa de tu vida en que ya no puedes tapar el sol con un dedo. Te encuentras solo con un montón de responsabilidades que no sabes en qué momento aparecieron y empiezas a generar un rencor a las decisiones en tu vida.

Tu mente se encuentra infectada por un indeseable invasor: El odio. Este mismo puede llevarte a alejar de las personas. Tu mundo se torna gris en camino a ser negro. Aquella persona que te hacia feliz, ahora te resulta molesta. “¿En qué momento la conocí?” te preguntas. Desearías jamás haberlo hecho y el odio continúa creciendo.

Pero sabes que ese error fue el más explosivo, arriesgado, genial y real que has experimentado. Te ha hecho sentir más humano que nunca. Sin embargo no acabo como tú deseabas y por eso la odias. Resulta fácil hacerlo. Aunque no te das cuenta que empiezas a autodestruirte por eso.

Su rostro, sus ojos, sus labios, su voz, su blanca piel… ¡Demonios! Todo su ser fueron tu manzana prohibida por la cual pagaste las consecuencias. Tu error fue no respetar la línea que estaba trazada y su error fue aprovecharse de ello, ilusionarte; aun sabiendo todo lo que sentías. Pero también fue tu error no reconocer que te equivocaste por ingenuo. Y es que bajar al guardia tan rápidamente no es una decisión que se debe tomar tan a la ligera, pero cuando manda el corazón, no existe forma humana de hacerle entrar en razón.

Le has dado tantas despedidas imaginarias pero nunca has podido hacerlas realidad. Quizás porque en el fondo aguardabas la esperanza de que algo pudiera suceder. La ingenuidad sigue siendo tu debilidad. Esa persona es tu adiós que nunca dijiste y que no te deja avanzar, y seguirá siéndolo hasta que no cierres esa historia.

Perdonar no muchas veces suele ser fácil. No cuando tu corazón sufrió del daño colateral de aquella tormentosamente dulce relación. Quieres devolverle de alguna forma ese dolor para recuperarte y enterrar ese dolor, pero entonces tienes un momento de lucidez y te das cuenta que solo hay una forma para cerrar ese capítulo. Para ello debes hacer aquello que es más difícil para ti: Perdonar. Asi que ya es tiempo de secar esas lágrimas, decir adiós y continuar sin mirar atrás.

Sin el perdón las viejas heridas nunca sanarán y no podras avanzar. Viviras en tinieblas y sin darte cuenta serás un viejo amargado que malgasto su vida odiando a alguien, pero sobretodo odiandose asi mismo por errores del pasado. Asi que mientras esperas que algún día tengas suerte y puedas olvidar para poder volver a luz del día tal cual es.

Al final perdonar puede que no sea tan divino como todo mundo supone pero quizás si sabio, hasta que nos vuelvan a hacer daño y el ciclo vuelve a comenzar. Solo que esta vez la experiencia te ha creado una coraza un poco más gruesa de roer.




Acerca de Giancarlo
Soy un poliedro lleno de aristas, rincones, luces y sombras...
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