Algunas veces he visto en la televisión que los psicólogos recomiendan a sus pacientes como parte de su terapia escribir una carta a su yo del pasado, dándole un consejo, advirtiéndole de algún peligro, pidiéndole que no haga algunas cosas o rogángole que piense bien otras. Ahora he decidido hacer no se si una carta pero sí analizar cómo eran las cosas hace diez años.
Hace diez años yo tenía 18 años, tenía la mayoría de edad que me permitía hacer las cosas que los adultos hacen: ir a fiestas, beber alcohol, tener sexo, viajar un fin de semana solo; pero también conlleva cumplir con otras responsabilidades como trabajar, terminar la universidad, sacar mi licencia de conducir, obtener mi DNI, forjar los cimientos de mi independencia como persona, como hombre y como hijo. Al cumplir la mayoría de edad habia sido acreedor de un pase libre a muchas nuevas experiencias y responsabilidades sin imaginar la magnitud de las mismas.
A mis 18 yo me encontraba estudiando una carrera que luego descubrí que no me gustaba y comencé a estudiar otra cosa; no trabajaba, estaba soltero aunque me moría por tener pareja, no tenía deudas ni tarjetas de crédito, hacía reuniones en mi casa o salía con mis amigos a tomar a algún lado, acudía a los eventos familiares con mi mamá, dormía en el comedor porque mi cuarto fue destruido, me regalaron mi primera cámara digital con la que me emocioné mucho, tuve mi primer celular con pantalla a color aunque ahora ese celular es un artilugio arcaico, mi tío -que también fue como un padre para mi- me daba propinas a escondidas, recargaba mi teléfono con S/ 3 cada dos meses, acudía a cabinas de internet a chatear con amigos y extraños que tenían los mismos intereses que yo; descargaba música como loco de Ares o mandaba a quemar CD's, tenía diskettes con archivos de trabajos y fotos de varias cosas; me regalaron un USB de 2GB que fue la gran maravilla de almacenamiento, creía que lo que pasaba en el porno era lo que pasaba en la vida real, usaba Hotmail, Messenger y hacía mis pininos en Facebook; casi solo escuchaba música en inglés porque amaba ese idioma, soñaba demasiado y creaba historias en mi mente sobre superhéroes en donde yo era uno de ellos; tenía una radio con cassette con la que grababa canciones de las emisoras, mi mamá escogía mi ropa porque era ella quien la pagaba, ahorraba mis propinas para comprarme CD's piratas de mis artistas favoritos, editaba videos de mis series favoritas para Youtube, tenía cero conocimiento sobre política, pasaba los fines de semana en la casa de mi abuela (aunque en menos proporción que antes), compraba Tarjetas 147 para llamar al extranjero y hablar con mi padre; no sabia nadar bien, detestaba leer ya sea periódicos o libros, todavía me encantaba la magia de la Navidad y disfrutaba del Año Nuevo; bailaba a escondidas (aunque hasta ahora lo hago), aborrecía las menestras e ignoraba lo que sucedía en el mundo...
Si algo tuviera que decirle a mi yo de ese entonces es que sea más honesto consigo mismo, que se acepte y se ame tal cual era, porque él es hermoso, maravilloso, fuerte y tiene un bello corazón; que no hay nada de malo con él y que haga oido sordos a lo que los demás hablan a sus espaldas. Que disfrute todos los momentos al máximo con su familia, que visite más a su abuela y que no la haga renegar tanto. Le diría que abrace más a su madre pero también al esposo de esta quien por voluntad propia lo eligió como su hijo, y que les diga cuanto los ama siempre que pueda. Le aconsejaría que no se atormente tanto por su pasado, que no vale la pena, que lo deje ir y que acepte su presente que es lo que importa y que es lo que lo acompañará en su futuro. Que no tenga miedo a afrontar nuevos retos y que acepte las oportunidades que se le presenten, que siga a su intuición así le parezca descabellada. Le rogaría que intente ser más sociable y no se aleje de sus pocos amigos, que trate de ser menos resentido y tome las cosas con calma, que no se deje influenciar por otros y haga lo que cree que es correcto. Que haga caso cuando su padre le pida que lea los libros de la biblioteca, que chatee menos en internet y salga más a jugar al parque, y que no tenga tanto miedo a amar a alguien más ni a decir lo que piensa. Y sobretodo le diría que no se preocupe por nada porque no importa lo que pase absolutamente todo estará bien... aunque esto último sea una mentira, lo que más me importa es darle tranquilidad a ese joven para que pueda hacer su vida sin preocupaciones.
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No importa que suceda o donde te encuentres siempre escucha tu voz interior.
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