Hace un buen tiempo...

Hace un buen tiempo que dejé de escribir, de expulsar mis demonios internos, de hacer catarsis, de llorar en público y desnudar mi alma. Hace un buen tiempo que perdí el interés de escribir, me desorienté del camino, me invadió la flojera y se me nubló la mente. Hace un buen tiempo que sigo perdido, angustiado, aterrado, deprimido y con más demonios acumulados que rebosan mi ya pesada mochila de problemas.

Hace un buen tiempo que llevo deprimido por problemas familiares que creí haber superado en mi adolescencia. El regreso de mi padre, el acercamiento a una nueva familia, la despedida de mi hermano, los problemas laborales, la falta de dinero, la mediocridad en la que vivo, mi físico, mi carrera, los retrasos en la universidad, mis problemas amorosos, mi vida sexual... todo eso y más van construyendo una torre de emociones que me llevan a estar deprimido una vez más. Una depresión que cada día se vuelve más oscura, que nubla mi pensamiento y que me dice con una cálida voz en mi mente: es mejor no existir.

Hace un buen tiempo que vivo aterrado con mi futuro, con cómo será mi vida profesional y personal. Recuerdo que cuando era joven decía que a los 28 años tendría una familia, un hogar, un trabajo seguro, independencia y solvencia económica. Ahora tengo 27 años y no estoy ni en la cuarta parte de lograrlo, ni siquiera siento que estoy enrumbado a alcanzar esos ideales. Mierda, tengo 27 años y me siento viejo, cansado, decepcionado, derrotado... Veo como los jóvenes de mi familia siguen sus caminos y tienen todo para triunfar en la vida, mientras que yo -embriagado por la envidia- me pregunto por qué yo no tuve esa oportunidad, por qué a mi no me dieron esas facilidades y apoyo incondicional para salir adelante, por qué nadie más que mi madre creyó en mí. Todo es un eterno ¿por qué?

Hace un buen tiempo que vivo angustiado y aterrado por mi situación actual. Tengo miedo de acabar la universidad y ser alguien más del montón, hacer algo mal y quedarme sin trabajo y sin solvencia económica; tengo miedo de quedarme solo por mi estúpida personalidad, por no ser una luz resplandeciente de verano sino una oscuridad intensa llena de tinieblas y lloviznas. Vivo angustiado por los pensamientos suicidas que aparecen en mi mente y duermen acurrucados conmigo a diario, anidando en mi mente y extendiendo sus raíces cada vez más profundamente.

Hace un buen tiempo que dejé de ser quien era, que me perdí en el camino y me volví la persona que nunca quise ser...

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