De pequeño oía mi madre decir que cuanto más inteligente y sabio te hacías, más te alejabas de Dios. Te convertías en un “hereje” como dice cierta canción. De acuerdo con mi abuela si te alejabas de Dios y dejabas tu fe de lado, el diablo tomaba posesión de ti, decidiendo cada acción y pensamiento que pudieras generar. Esas son las creencias de mi abuela y curiosamente las respeto, pero lo que jamás logré entender en aquel entonces era porque alguien se alejaría de su fe, hasta el día de hoy.
Crecer en un entorno católico me hizo siempre creer y respetar a Dios, los santos, la fe, los milagros, los mandamientos, la biblia y la iglesia. Pese a que he la ciencia me ha dicho que el uno milagro de la vida se debe a la genética y más aun de haber tenido amistades ateas, siempre he sido fiel a mis convicciones. He respetado los pensamientos ajenos y los míos los fueron también. Así viví, crecí y pensé morir.
Mi carrera, como joven comunicador, hace que me mantenga al día con el acontecer nacional y mundial, 25 horas al día y 8 días a la semana (los periodistas y comunicadores entenderán a lo que me refiero). No conozco de feriados, de horas de refrigerio y en casos extremos de vacaciones. Mi vida es la noticia y la noticia es mi vida. El periodismo es una profesión maravillosamente estresante.
Ni siquiera se me perdona Semana Santa. Semana en la que muchos fieles que profesamos la fe católica la usamos para reflexionar y otros para darse la fiesta de su vida. Yo en cambio no tuve ni una ni otra. Estuve encerrado en una oficina rastreando la noticia de estas festividades. En donde me tropecé con muchas verdades que me hicieron cuestionar mi fe. Pero no en la fe a Dios, sino en la fe de quienes dicen actuar en su nombre.
Uno de mis primeros cuestionamientos fue la biblia, en donde, varios pasajes de la misma deja entrever que definitivamente fue escrita por hombres, tras reflejar algunos pasajes machistas en donde señala que la mujer debe estar bajo la potestad o mando de su esposo u otro donde dice que dará las mujeres de unos hombres a extraños como si fueran objetos. Pero eso no es todo existen pasajes en los que habla de apedrear, matar y apuñalar como si fuera de lo más normal.
Otra de las cosas que logre escuchar en medio de todo este meollo de afirmaciones y negaciones era el testimonio de un señor que cuestionaba la reproducción de la población. Si es que al principio solo existían Adán y Eva y tuvieron dos hijos varones, de los cuales uno fue desterrado por matar a su hermano. ¿Como es que en medio de su destierro formo una familia y formo un pueblo? Yendo más a fondo se dice que los primeros habitantes de la tierra tuvieron más hijos. Entonces hablamos ¿incesto? ¿No es pecado eso?
Mi labor periodística me llevo a soplarme parte de la misa de las siete palabras en la que el sacerdote que la daba no pudo ser ajeno a pronunciarse antes dos temas calientes que se vienen suscitando: El aborto y la unión civil. La iglesia señala tajantemente ir en contra de atentar contra la vida de una persona, la defiende y la valora por ser obra de Dios, pero ¿que pasa si es gay? Nuevamente se pronuncia tajantemente contra aquellas personas que profesan esa forma de vida y los juzgan y si pudieran los desaparecerían, pero claro, si tocamos el tema de los pederastas ahí nos mandan a callar y hacer de la vista gorda. Personalmente creo que existe una doble moral ahí.
Finalmente la institución de la iglesia se ha convertido en una comunidad en donde no parece no existir el tan ansiado y promocionado perdón, sino más bien el odio. ¿No se supone que todos fuimos creados a imágen y semejanza de Dios? No importa el dinero, la raza, el género o el estilo de vida que llevemos; todos tenemos algo de Dios en nosotros, eso es lo que profesa la iglesia pero veo que no cumple. Aquel lugar en donde se supone que las personas deberían conseguir el perdón divino y encontrar paz parece ser un sueño etéreo.
Aquella iglesia por la que Jesús trataba de enseñarnos a que el amor y el perdón son los principales valores, los dirigentes, actualmente, tratan de alejar a su población con un significado distinto. Ya sea por discriminación, no solo sexual, sino también racial y económica. Claro ejemplo son los colegios y universidades católicas que cobran una millonada en sus pensiones y cuyos requisitos de admisión son bastantes exigentes. ¿No se supone que son entidades religiosas que van a favor del pueblo? Mientras el Papa viste joyas de oro y come con cubiertos de plata, en otros pueblos pobres la gente a las justas se viste con plásticos o plantas y se muere de hambre.
¿Cómo puedo creer en una palabra de amor, solidaridad y respeto si no veo nada de eso en sus escrituras, ni en su iglesia que la profesa? Existe mucha doble moral, mucha injusticia, y sobretodo discriminación. La gilesia católica esta llena de corrupción, manipulación y mentiras. Si mi abuela me escuchara estoy seguro que ya me habría tirado una cachetada pero lo siento, esto es lo que pienso. Al final de mi Semana Santa, y bajo el riesgo de ser apedreado, llegué a la conclusión de que creo en Dios, Jesús y los santos. Creo en que existe algo más grande, más divino, que yo y el universo. Quiero creer en el perdón divino, que hay una vida más allá de la muerte a donde puedo ir y ser eternamente feliz, pero en lo que ya no creo es en la biblia, la iglesia y sus dirigentes.
sábado, 19 de abril de 2014
Conocimiento vs Fe
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