Estaba recorriendo internet, revisando algunas de mi redes sociales y
sentí nostalgia de mi blog, aquel que abandoné hace algunos años por
algunas razones. Abrí el enlace directo que tengo en mi navegador y
exploré ese espacio, mi espacio. Todo seguía igual como lo dejé: la
misma plataforma, los mismos enlaces, los mismos gadgets, las mismas
lágrimas expuestas, las mismas penas vociferadas, pero había algo que
había cambiado, algo que no noté en un comienzo pero que llamó
claramente mi atención.