Muchas veces culpamos al destino, a la vida, a nuestro entorno, a la otra persona; en fin tratamos de culpar terceros por las cosas malas que nos suceden. Resulta fácil limpiarse de la culpa. Tener la conciencia limpia es sinónimo de tener, muchas veces, mala memoria. Sin embargo, algo que no somos conscientes cuando somos jóvenes es que nuestras acciones tienen reacciones, las cuales aparecen cuando menos lo esperas.